domingo, 31 de octubre de 2010

Motivación: Palabra mágica.

El jefe tiene una tarea más: motivar
Por Jorge Mosqueira
Es una función indelegable que no puede recaer en el sector de recursos humanos

La crisis económica por la que atraviesa Europa termina desembocando en altas tasas de desempleo, lo que produce un clima de incertidumbre y desmotivación de los empleados en la mayoría de las empresas. He aquí una descripción perogrullesca si la observamos desde la perspectiva de nuestros sucesos nacionales.
Tal vez en esta oportunidad podamos aportar nuestra experiencia al Viejo Mundo: es una película que, por desgracia, ya conocemos. Las voces y los planteos que aparecen replican frases que surgen de la crispación, y se entiende que pueda dar lugar a confusiones. Una consultora española en gestión de recursos humanos, Carme Castro, realizó unas declaraciones que fueron tomadas por los medios, donde dice que el departamento de recursos humanos "es una pieza clave en los procesos motivacionales de la empresa y su responsabilidad es impulsar actitudes positivas que ayuden a recuperar la motivación de los equipos en un entorno de crisis". Es mucho. Demasiado.
Afirmaciones de este tipo generan turbaciones y desvíos, difíciles de reparar a posteriori porque se interpretan literalmente y a modo de slogan, por lo que vale la pena detenerse a analizarlo antes de incorporarlo como verdad revelada.
El departamento de recursos humanos es, por lo general, un área de asesoramiento interno. La gestión propiamente dicha -esto es, el vínculo entre un empleado o un grupo de empleados- se asienta sobre el tipo de relación que cada uno mantiene con su jefe o supervisor. Aunque se instale el mejor conjunto de profesionales del planeta dentro del departamento de recursos humanos nada podrá hacerse si los supervisores, cualquiera que sea su nivel, no contribuyen activamente a mantener relaciones fluidas, abiertas, claras, con las personas que les ha tocado trabajar. Hay una decisión de liderar de una u otra forma.
Pongamos por caso una organización que cuente con las mejores políticas de recursos humanos respecto de la administración de las remuneraciones y beneficios, planes de capacitación razonables, interesantes e intensivos, medio ambiente confortable, higiénico y sin riesgos de accidentes. Ninguno de estos recursos compensa el enfrentarse cara a cara con un supervisor despótico, inseguro o cualquier otro rasgo negativo que convierta el lugar de trabajo en un padecimiento.
Atribuir la responsabilidad de la motivación en el trabajo a otra área es un medio muy eficaz para sacársela de encima. Los asesores internos tienen la responsabilidad ineludible de trabajar junto a cada jefe o supervisor para que encuentre los caminos personales y organizacionales que abran las posibilidades de motivación, no siempre sencillas ni fáciles de aplicar, pero que exigen un pensamiento específico. De aquí que los profesionales de recursos humanos no pueden permitirse enfoques adocenados o simplistas, sino por el contrario adecuarse a las múltiples necesidades del conjunto de una organización dentro de una sociedad. Para eso se forman como tales y el respeto que se ganen estará afirmado sobre valores morales, operativos y, muy especialmente, intelectuales. En este sentido sí son responsables, pero siempre de manera indirecta, precisamente por aquello de que el ejercicio del liderazgo es indelegable.

Nota publicada en:

Para reflexionar:
La motivación es una palabra mágica, que cuando aparece en nuestro vocabulario diario, estamos animados, contentos, con ganas de ir por más. Pero, ¿Qué es la motivación? ¿Cómo la encontramos? ¿Dónde vive esa motivación?
Por empezar vamos a descomponer la palabra y podemos ver que la motivación es el “motivo” para la “acción”. Es decir, es aquello que nos impulsa a hacer cosas. Habiendo consultado a varias personas, algunas de ellas me contestaron que lo que los motiva es el dinero. Pero, desde mi mirada, el dinero es el medio que nos lleva a obtener aquello que deseamos o necesitamos, pero que generalmente no es el motivo final. Poder encontrar aquello que nos motiva puede ser una tarea de introspección, pero que una vez encontrado, nuestras acciones tendrán mayor sentido.
A vos puede motivarte el poder darle a tus hijos las mejores condiciones, comprarte una casa o un auto, aprender nuevas cosas, obtener un puesto más alto en tu trabajo, entre muchas de otras cosas. Generalmente, las personas tenemos varios motivos y puede ocurrirnos que nos olvidamos cuáles son, en ese momento es cuando perdemos el sentido y no sabemos para qué estamos haciendo todo lo que hacemos en nuestra vida.
¿Te ocurrió esto alguna vez?
En el artículo con el que empecé esta publicación, habla de que la motivación es una tarea de los jefes, además de ser una tarea del área de recursos humanos de una empresa. Coincido con lo que postula el autor y te invito a que, si tenés gente a tu cargo, puedas abrir conversaciones con ellos para descubrir cuáles son sus inquietudes, sus deseos, sus motivos para accionar. En la sección de Preguntas para Crecer te dejo algunas opciones que te pueden orientar para generar estas conversaciones de manera efectiva.
Pero hay algo que quiero agregar, la motivación también es un camino que recorremos todas las personas en nuestro desafío hacia el crecimiento laboral y personal. Descansar en que nuestros superiores sean quienes nos motiven es tomar una actitud cómoda, esperando que el otro nos dé la palabra mágica. Y esa “palabra” está adentro de cada uno de nosotros.
Cuando encontramos los motivos que queremos alcanzar, tenemos metas que cumplir. Y esto nos coloca en una postura de ambición y ganas frente a nuestro trabajo. Y si estamos en el lugar de aún no poder descubrir nuestros motivos, el primer paso es hacernos preguntas.
Los motivos pueden cambiar. Por ejemplo, si lo que querés es comprarte una casa, el día que la compres ese motivo ya habrá pasado a ser un logro. Y, por suerte, las personas tenemos muchos logros a alcanzar, muchos desafíos a cumplir. Y una vez cumplido uno de ellos, empecemos a buscar el siguiente o los siguientes.
Ahora bien, ¿cuáles son las cosas que te impulsan en tu vida? Si ya las sabés, te felicito. A seguir generando ese impulso. Si aún no te das cuenta, o pensás que no las tenés, a buscarlas entonces. Las preguntas pueden ayudarte. Una persona con sueños tiene un motivo para despertarse cada mañana.
Preguntas para Crecer:
-      ¿Tenés objetivos claros respecto de tu crecimiento laboral? ¿Estás trabajando para obtenerlos? ¿Qué necesitás? ¿A quién le podrías pedir ayuda y todavía no lo estás haciendo?
-      ¿Cuál es la pasión de tu vida?
-      ¿Qué es lo que harías aunque fuera sin obtener un beneficio económico a cambio?
-      ¿Cuáles son tus sueños?
-      ¿Qué esperás obtener de tu trabajo aparte del dinero?
-      ¿Cuáles son los desafíos que estás queriendo atravesar en tu vida y aún no estás teniendo las condiciones para enfrentarlos?
-      ¿Cuál es el logro que buscás alcanzar en el próximo mes? ¿Y dentro de un año? ¿Y dentro de 5 años?